Una putita bien sumisa
Así me gustan, jóvenes y sumisas. Ella jugaba en el parque de bolas que yo tenía en mi casa, lo hacía con esa bonita lencería roja y yo estaba muy cachondo viéndola. Mientras se revolcaba entre las bolas podía ver sus pequeñas tetas y su culo, deseaba metérsela y ella me esperaba. Le puse una correa en su cuello con cadena, y la saqué de allí como la perra que era. Empezó a comerme la polla hasta que se puso encima de mi obedeciendo mis órdenes. Así la penetré y comencé a follármela, a la puta la ponía cachonda todo aquelo y hacerlo con un tío mayor como yo. Al final acabé en su carita sonriente.