¡Te quiero hermanito!
No había duda de que quería a su hermano mayor, y de que tenía mucha confianza con él (tal vez demasiada). Allí de pie frente a él le hablaba de sus problemas sentimentales mientras el chico permanecía quieto mirándola. Ella al ver la pasividad de su hermano se sentó a su lado y sin que él se lo esperase comenzó a tocarle una pierna. Lo sorprendente no fue este gesto de cariño, sino que poco después subió hasta su paquete. Ambos sabían que la cosa acabaría en sexo, y al poco ambos se estaban besando. Fue todo bastante rápido, tal vez por el desengaño amoroso de la hermana que hizo que quisiera desahogarse con el muchacho, aunque aquello por supuesto fuera incesto. Al rato ya estaba comiéndole la polla, y el chico tampoco se demoró demasiado en metérsela en su húmedo coño para follársela en el sofá.