Masturbación en la regadera
Encendí la llave del agua caliente para templar el ambiente del baño y empezar a quitarme la ropa lentamente, sin notar el frío en mi piel Después de un día extenuante en el trabajo, lo único que deseaba en ese momento era disfrutar de un baño relajante y olvidar todos mis problemas Me quedé completamente desnudo y entré en la ducha, sin imaginar lo gratificante que sería ese momento A veces, en cuestión de minutos, se puede pasar del cansancio total a la excitación más placentera Esa fue una de esas ocasiones Apenas unos minutos después de estar en la ducha, mi novia apareció en el baño y golpeó suavemente el cristal de la mampara Pensé que quería que terminara rápido para poder ducharse ella, pero me equivocaba Al abrir la mampara, la vi completamente desnuda Su cuerpo sensual se mostraba ante mis ojos de forma muy seductora Mi novia era una mujer sumamente atractiva: pelo rubio, rostro angelical, unos pechos generosos y un cuerpo irresistible Permanecí sorprendido, sin poder reaccionar De repente, ella entró en la ducha sin decir una palabra y me besó apasionadamente Al unirnos, sentí el roce de sus pezones en mi pecho, lo que me excitó de inmediato Se me puso dura al instante, y la sorpresa en la ducha me encantaba Lentamente, nos acariciamos y comenzamos a besarnos mientras el agua caliente cubría nuestros cuerpos desnudos Era un momento tan ardiente que no quería que acabara Sin previo aviso, se arrodilló y empezó a masturbarme en la ducha Tomó mi pene con ambas manos y lo acarició con pasión Me dejé llevar, sintiendo todo el placer en su máxima expresión Tras un rato de estimulación, empezó a practicarme sexo oral Fue una delicia sentir su lengua recorriendo mi glande y disfrutar plenamente Sabía exactamente cómo hacerlo para brindarme un placer absoluto La intensidad aumentaba y gemía más, lo que la motivaba a seguir No pude contenerme y le advertí que estaba a punto de eyacular Me miró a los ojos y continuó sin parar Era su señal de que estaba dispuesta a recibir mi semen en su boca En pocos minutos, llegué al clímax y ella lo recibió todo Su constante contacto con mi pene me excitaba aún más, convirtiendo esa improvisada felación en una de las mejores de mi vida Salimos de la ducha y nos secamos mutuamente Nos abrazamos con pasión y, agradecido por lo bien que me lo había hecho pasar, le prometí en un susurro que esa noche sería ella quien experimentara un placer sin límites