Masajea a su compañera de piso y acaba follándosela
Algunos hombres ignoran el poder de saber dar un buen masaje a una mujer. Cuando sabes masajear bien sus cuerpos puedes ser capaz de hacer que se exciten mucho más incluso que si tocas sus coñitos. Este hombre presume de dar unos buenos masajes de pies, algo a lo que ninguna mujer sería capaz de resistirse. El hecho de que compartan piso hasta ese día no había hecho que llegaran a nada, pero después de ese masaje aparentemente inocente todo cambió. Mientras masajeaba sus pies ella mostraba sus braguitas de encaje blancas, de esas típicas que tanto suelen excitar a cualquier hombre (más que cualquier tanga). Gracias a su saber hacer consiguió lo que posiblemente pretendía, follarse a su compañera de piso. Fue ella misma la que comenzó mamando su polla y poco después ya la estaba penetrando en el sofá. No hay más que verla para comprobar lo cachonda que estaba la zorra.