Ella quería follarme
Era su asistenta, pero aun así aquél viejo se ofreció a ayudarla. La jovencita se extrañó, no era normal puesto que le pagaba por hacerlo, pero aun así no puso pegas. Sin embargo pronto se percató de que lo que aquél viejo verde pretendía era mirarla de cerca, se había puesto cachondo. Ella le pensaba dar una lección que aquél hombre no olvidaría jamás, se le quedó mirando fijamente y se acercó a él empujándole contra el sofá. El viejo cayó tal y como ella esperaba, por lo que comenzó a desnudarle ante su cara de sorpresa. Pronto llegó a su polla y empezó a comérsela, el viejo no se lo podía ni creer. A pesar de ser ya un anciano obeso consiguió empalmarse como un tío joven y se la folló como ella deseaba. Siempre le habían gustado los hombres mayores, que al menos tuvieran la edad de su padre, y con él disfrutó como una puta.