El afortunado es aquel que tiene la libertad de seleccionar con total tranquilidad
Dos jóvenes y atractivas mujeres tenían la suerte de tener a un hombre para ellas solas, desnudos y listos para un trío Empezaron por sí mismas mientras él observaba, demostrando su lascivia Después de un rato de juegos previos, les pidió que se recostaran y él las masturbó a ambas mientras se complacía La situación se volvió cada vez más intensa cuando empezó a tener relaciones con ellas por turnos, disfrutando de su excitación Mientras estaba con una, la otra observaba con ansias, esperando su turno Continuó con las dos hasta alcanzar el clímax y acabar sobre ambas