Dos mujeres practicando la posición de la tijera
Esa noche te invité a mi casa para compartir un momento entre amigas, ya que hacía mucho que no nos veíamos y teníamos mucho de qué hablar A pesar de que la distancia se fue creando debido al trabajo, los estudios y nuestras vidas personales, siempre fuimos mejores amigas desde la infancia Era el momento perfecto para ponernos al día con nuestras alegrías y tristezas Lo inesperado sucedió cuando, durante la cena, me confesaste que habías comenzado a explorar tu sexualidad con otras mujeres Al escuchar tu sinceridad, decidí también abrirme contándote mis propios dilemas sexuales, inclusive la atracción que había sentido hacia ti en el pasado Esta revelación no te incomodó, al contrario, en tus ojos se reflejaba complicidad Descubrimos mutuamente que, de alguna manera, habíamos sentido algo más que amistad En ese instante, sin planificación alguna, nos besamos con pasión Aunque era algo nuevo para mí, tu tranquilidad me guió y experimentamos juntas nuestro primer encuentro sexual lésbico de forma placentera Desnudándonos mutuamente, exploramos nuestros cuerpos con suavidad y delicadeza, disfrutando de sensaciones nunca antes experimentadas Nos entregamos a la pasión sin restricciones, explorando posturas y movimientos con naturalidad Nos entregamos a una nueva forma de placer, más suave y delicada pero igualmente intensa Después de una intensa exploración, nos entregamos al placer mutuo con la ayuda de nuestras manos Cada caricia y movimiento nos llevó a un clímax tras otro, mientras nuestras voces y cuerpos se unían en un gemido de deleite Al entender que lo compartido era normal y satisfactorio, la complicidad se hizo más fuerte entre nosotras Después de aquel momento, comprendí que deseaba volver a explorar este nuevo terreno contigo Sellamos nuestra experiencia con un abrazo y un beso apasionado, sabiendo que esta conexión iba a repetirse en un futuro próximo