disculpe, tiene usted la polla en mi cabeza…
A más de uno nos encantaría tener tanta cara como la de este tipo y echarle tanto morro al asunto, con que pique tan solo una chica de las 50 a las que le has tirado los trastos, ya te podrías dar por satisfecho. La mayoría de las personas tienen miedo a hacer el ridículo o a ser rechazadas y ese es el motivo por el cual se lo piensan dos veces antes de hacer algún movimiento, pero el secreto está en demostrar naturalidad y en no intentar ser alguien que no eres: si eres de los que tiene las manos muy largas merece la pena que seas sincero con la tía que tengas delante, con suerte le caerás en gracia y echarle un polvo será pan comido.