Comiéndole el conejo a una cubana con los ojos vendados
Quedó en el hotel con una hermosa cubana que tenía el culo más espectacular que jamás hubiese visto de cerca. Estaba asomada por la ventana y la deseó con locura, quería comerle el coño hasta hacerla gritar de placer, pero se le ocurrió un juego para hacerlo más morboso. Le vendó los ojos y le comió todo el chocho, hasta el punto de que como la cubanita estaba a punto de correrse no quiso parar y él mismo se pajeó sin dejar de chuparle la raja en ningún momento.