A las monjas les encantan las pollas
Tantos años reprimiendo sus instintos naturales hacen que las monjitas acaben con unas ganas de polla muy por encima de lo normal. En este caso además se trataba con otro miembro de su orden religiosa, el cual por supuesto deseaba tanto probar su chochito como ella sentir su verga. La chica llevaba un rato masturbándose, algo que por supuesto hacen todas las monjas como mujeres que son. Pero cuando el hombre descubrió lo que hacía pensó que era su oportunidad para tener sexo con ella. Los dos lo deseaban y por supuesto lo hicieron, tras desnudarse o al menos remangarse los hábitos se la metió entera en su coño hasta que acabó corriéndose en sus grandes tetas.