Morbo en el club de intercambio de pareja (2ª Parte)
Una vez que ya habíamos empezado a hablar con otra pareja y explicarles que aquella era nuestra primera vez en un club de este tipo, ellos se mostraron totalmente receptivos y abiertos a cualquier sugerencia. La verdad es que como nos habíamos centrado en tener el valor suficiente para dar el paso y tener sexo en grupo con otras personas, ni siquiera habíamos pensado qué es lo que queríamos hacer exactamente. Alegando que éramos novatos en este campo, les dijimos que para empezar, con follar los cuatro en la misma cama pero no la pareja del otro era suficiente, a lo que ellos respondieron con una sonrisa de oreja a oreja. Estaba claro que estaban en cantados en desvirgarnos dentro de este terreno, por lo que pensábamos dejarnos hacer lo que fuera. Ellos nos guiaron por el club hasta acceder a una zona privada en la que había diversas habitaciones. La discreción era total en el lugar, ya que una vez cerrada la puerta detrás de nosotros, nada ni nadie se podría entrometer en nuestros asuntos. Aquello me provocó una excitación repentina, para qué nos vamos a engañar. De la mano de mi novia, entramos detrás de ellos y cerramos la puerta con pestillo. Ahora sí que éramos totalmente libres de hacer lo que nos viniera en gana, pero les miramos a ellos para ver de qué modo podíamos empezar a romper el hielo. Nos dijeron que a partir de ahora, era preferible que no interactuáramos entre nosotros, únicamente con la pareja del sexo contrario. Así, nos dijeron que nos desnudáramos lentamente y masajeáramos nuestros cuerpos sobre la cama. A mí me pareció una idea genial para empezar a conocernos un poco más en profundidad. De modo que ella se lanzó hacia mí y me dejó en calzoncillos, con un calentón increíble. Al principio me dio un poco de apuro pensar que mi novia se podía enfadar al verme disfrutar tanto con aquella chica, pero de reojo vi que ella tampoco estaba perdiendo el tiempo precisamente. Así que decidí dejar de comerme la cabeza y disfrutar del momento en todo su esplendor. Aquella chica se desnudó completamente, y haciéndome tumbar boca abajo, empezó a masajear mi espalda. Realmente el masaje era lo de menos, ya que cada vez que acercaba su cuerpo al mío, los pezones de sus tetas rozaban mi espalda y un placer inmenso recorría todo mi cuerpo. Todas las tensiones de mi cuerpo habían desaparecido, haciendo que me abriera por completo ante esta nueva situación. Tras estos juegos eróticos preliminares, observé que mi novia y el otro tío ya estaban empezando a follar como descosidos. Como yo tampoco quería perder el tiempo, me levanté de un salto y me abalancé sobre la chica para follármela salvajemente, como animales en celo. Ella se abrió de piernas y dejó que clavara mi polla en su coñito dulce y húmedo. Nada más penetrarla, un gemido de placer brotó de su boca, y una sensación de bienestar recorrió todo mi cuerpo. Continuará…