Que dulce pecado…
Estar casado y follarte a una dulce jovencita de 19 años es sin duda un pecado, pero no hay quien tenga huevos a resistir la tentación. La chica era joven y muy bella, no tardó mucho en ver sus tetitas en el sofá de casa, no podía creérselo. Nada que ver con las tetas caídas de su esposa, esos si que eran dos buenos pechos. Se los comió y luego desnudó a la joven para poder follársela, se le veía impaciente, algo normal. Se la metió en el sofá y se la folló sabiendo que estaba mal lo que hacía, pero le daba absolutamente igual. Al final se lo tiró todo en su bonita cara de zorra.