No grites, nos pueden escuchar…
Los que podían escucharlos eran los hermanos de estos dos degenerados, ya que eran hermanastros. El chico se acercó a su cama mientras ella estaba con su celular, comenzó a besar sus nalgas y ella se rió. Sabía bien lo que quería y claro que iba a dárselo. Bajó sus braguitas y ella no hizo nada, solo esperaba para ver que le hacía. No tardó en ponerse encima, deseaba en coño de esa zorrita y se la iba a follar. Se la metió y la chica comenzó a gemir muy excitada. Tanto fue así que tuvo que taparle la boca varias veces, sus padres podrían enterarse de lo que estaban haciendo y eso no estaba bien. Al final se corrió sobre su espalda con cuidado para no manchar las sábanas con la leche, su madre se habría enterado.