Una sesión de yoga interminable
Aunque el instructor de yoga procuraba evitar observar a sus alumnas de forma insistente y disimulaba distrayéndose con su teléfono móvil, lo cierto es que resultaba inevitable no desprenderse del pensamiento de quitarles la vista de encima No solo destacaban por sus atrayentes físicos, sino que también eran fluidas en su sexualidad, comenzando súbitamente a besarse y rozarse frente a él de manera descarada Todo tiene un tope y eventuamente un hombre debe afirmar su autoridad Al final, la primera sesión no pudo llevarse a cabo por motivos evidentes, haciendo parecer improbable que estas mujeres logren mantener la disciplina diaria